Académicos de Suramérica suscriben la “Declaratoria Académica por la Defensa de los Andes”

”Comprometidos, como comunidad académica, con una profunda transformación de nuestra función social y con la trascendencia del modelo histórico de simples generadores de conocimiento técnico-científico. Es necesario que dejemos de ser observadores y analistas externos de la degradación para transformarnos en agentes activos de cambio y cocreadores de soluciones desde y para el territorio”, algunas de las motivaciones que resalta el documento.

 

En la alta montaña andina, los académicos, reunidos en el Encuentro Suramericano por la Cordillera de los Andes ESCA, suscribieron la “Declaratoria Académica por la Defensa de los Andes”; soportados en las consideraciones que “la Cordillera de los Andes va más allá de su definición como la columna vertebral geográfica de Sudamérica. Aunque su impresionante formación material abarca más de 7.000 kilómetros y conecta los territorios de siete países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, su auténtica y profunda importancia radica en ser un eje histórico, cultural y civilizatorio activo”.

 

Allí en el Parque Nacional Natural de los Nevados, el vicerrector de de Investigación-Creación, Innovación, Extensión y Proyección Social de la UT, Jonh Jairo Méndez Arteaga, leyó el documento que resalta varios elementos de aporte académico a la conservación de la biodiversidad.

 

“Tomando en cuenta nuestro deber como centros de pensamiento, investigación y capacitación, y en respuesta a las amenazas existenciales mencionadas en el preámbulo, la comunidad académica de Suramérica, reunida en el contexto del Encuentro Suramericano por la Cordillera de los Andes (ESCA 2025), se organiza y se compromete a implementar los siguientes términos de acción:

 

1. Superar la división de la investigación y desarrollar una ciencia andina cohesiva: Nos comprometemos a ir más allá de la investigación aislada y a desmantelar los silos institucionales y nacionales que han fragmentado nuestra comprensión de la cordillera. Por tanto, promover activamente la cooperación científica mediante la movilidad de investigadores y estudiantes, el uso compartido de infraestructura (laboratorios, estaciones de campo) y la creación de repositorios de datos abiertos, accesibles y estandarizados. Promoveremos la institucionalización y el financiamiento básico de una Red Andina de Monitoreo Ecológico a Largo Plazo, que genere datos longitudinales sobre los impactos climáticos, hídricos y de la biodiversidad, superando la precariedad de los ciclos de financiamiento cortos y construyendo un diagnóstico regional compartido.

 

2. Impulsar la diplomacia científica para la gobernanza transfronteriza: Nos comprometemos a crear redes y plataformas de conexión entre la ciencia y la política enfocadas en el cambio climático, la seguridad del agua y la biodiversidad. Nuestro trabajo no finalizará con la publicación científica; estamos comprometidos a "traducir" nuestros descubrimientos en informes ejecutivos, alertas tempranas, mapas de riesgo y recomendaciones de políticas públicas precisas y aplicables, dirigidas a los responsables de la toma de decisiones en todos los niveles.

 

3. Nos comprometemos a transformar la educación para establecer una "Conciencia Ambiental Andina":  nos dedicamos a fomentar una reforma curricular significativa en nuestras propias universidades. Esta reforma no se restringirá a cursos individuales de ecología, sino que integrará la perspectiva de la sostenibilidad andina y la justicia climática en todas las disciplinas: ingenierías, derecho, economía, ciencias básicas, salud y humanidades. La meta es educar a una nueva generación de profesionales y ciudadanos que reconozcan la estrecha interdependencia entre su profesión y la salud de la cordillera, y que estén tanto ética como técnicamente preparados para la defensa de la vida en el territorio.

 

4. Proporcionar el soporte científico para la protección legal de la Cordillera: Nos comprometemos no sólo a apoyar políticamente la propuesta ante el Parlamento Andino, sino también a ofrecer activamente el soporte técnico, científico y jurídico necesario para la declaración de la Cordillera de los Andes como Área de Protección Especial. Esta declaración debe ser más que un simple pronunciamiento: debe crear un marco supranacional de gobernanza que sea vinculante y que considere prioritario la protección de las fuentes de agua y la biodiversidad en lugar de otros usos del suelo que sean incompatibles, como la minería a gran escala en ecosistemas delicados.

 

5. Respaldar el Fondo Multidonante Andino para la Investigación y la Acción:  Nos comprometemos a reunir y coordinar a los actores necesarios (gobiernos, cooperación internacional, banca de desarrollo, sector privado y fondos de agua) para el diseño, la estructuración y la creación de ese Fondo.

 

6. En conclusión, el compromiso con los Andes no debe restringirse a la conservación ecológica o a la generación de conocimiento técnico; requiere una investigación social profunda y contextual, fundamentada en la escucha activa de las comunidades que viven en la cordillera.  Estas comunidades que heredan y protegen conocimientos ancestrales tienen una profunda comprensión del territorio, de sus ciclos, de sus riesgos y de su capacidad de regeneración. Únicamente a través de la investigación conjunta, que integre la ciencia contemporánea con los conocimientos locales, se podrán crear estrategias que refuercen la resiliencia social, optimicen la calidad de vida y garanticen la conservación de los ecosistemas andinos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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